Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

jueves, 9 de abril de 2009

Las mascotas

Por estos lares de "intesnes" a veces se pregunta por la mascota favorita...

Perros, gatos, loros, iguanas, suegras, maridos, y hasta un pirado puso el grillo, todo vale como mascota, casi todos y todas, ponemos algo, al fin y al cabo, el poner un animalito en la vida, es neutral, y da una buena imagen.

Yo que he tenido toda clase de bichos, de dos, cuatro, y mas patas. De tres no, ¡Eh!

El perro: buen compañero, cariñoso, fiel, y en muchas ocasiones lo acompañan de la frase “Cuanto mas conozco a la gente, mas me gusta mi perro” pero… como dijo la famosa filosofa argentina Mafalda, “¿Alguien le ha preguntado al perro?”.

El gato: que belleza de animal, siempre elegante en sus movimientos, limpios, e independientes, se dejan acariciar, mimar, alimentar, y solo rara vez o nunca, te molestan con manifestaciones del mismo cariño que les profesas. Como una pareja que tuve yo, exactamente igual, y también ella tenia unos ojos tan bellos como los de un gato, y fríos

Hurones: ¡Ay mi pobre hurón! Siempre jugando, siempre durmiendo, siempre soñando con cazar conejos, era como la imagen animal de mi mismo, aunque yo huelo mejor. Pero tuvo el mal gusto de hacerse viejo y morirse. No me gusta perder amigos

Las serpientes: llegas a una casa, y el dueño, en plan machote, te enseña una magnifica serpiente coral, en una urna, a continuación te muestra los antídotos, que debe tener siempre a mano, que le costaron una fortuna, y que por supuesto están caducados, si le muerde es hombre muerto, que machote. Es mas, si le caes bien al dueño, te enseña como come el animalito. Le echa una pobre rata blanca, la serpiente le muerde, y puedes contemplar su agonía entre convulsiones, ¡que machote!

Etc. etc.

Pero del animalito del que nadie se acuerda, el que nadie cita, ese que mas íntimamente va unido a ti, que comparte contigo la intimidad de momentos de placer, ya seamos solos, en compañía de otra/o. Ese animal que acompaña a la especie humana desde el principio de los tiempos sin que nadie le domesticara, sin obligación, tan solo a cambio de calor, y un poco de comida. ¡Nadie se acuerda de ella! Nadie se acuerda de la LADILLA

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