Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

jueves, 9 de septiembre de 2010

Viajes maravillosos, destinos idilicos

Vista una playa tropical, vistas todas, arena blanca, mar turquesa, y cocoteros. Da igual que sea Océano Indico, Caribe, o Pacifico Sur, todas iguales.

Llegas al bungalow, ¡que bonito! Con vistas al mar, ¡que bello!, magnifico suelo de teca, ¡que chulo!, te descalzas y te clavas una astilla, que te va a tener fastidiado el pie hasta que te marchas. Eso si, los días siguientes, del bungalow a la sombra del cocotero, y del cocotero al bungalow, ¡que descanso! ¡Que aburrimiento!

Langosta para desayunar, langosta para comer, langosta con mango, para cenar. Y tu sueñas con un bocata de gallinejas.

Pero eso no es lo peor, Lo peor es la maldición del coco

Suele ocurrir el segundo o tercer día de estancia, tu compañera de viaje te dice:

-Me gustaría comer un poco de coco –

Y como esta el suelo lleno de cocos caídos, tu en plan machote te ofreces a abrirle uno. Primero pruebas con la llave del bungalow con magnifico suelo de teca que te clava astillas, no hay manera. Vas a buscar el cuchillito de la mantequilla del desayuno, te lo terminas clavando en una mano. Desesperado golpeas el dichoso coco con una piedra, te machacas un dedo.

Ya con ira bíblica, lanzas el coco con todas tus ganas contra unas rocas, con la mala leche que rebota y te da en toda la cara.

Ya por fin llegas a la hamaca de tu compañera, mas orgulloso que Colon volviendo de América, con un trocito penoso de coco, lleno de arena

Y en ese momento

En ese preciso momento

Aparece un negrazo cachas, sonriendo como solo lo saben hacer los negrazos cachas, da un golpecito a un coco, zas, lo abre, y se lo da a la chica, que también sonríe. Sonríe como solo se sonríe a un negrazo cachas.

Y tu te vas debajo de una palmera a comerte tu trocito de coco lleno de arena, la arena es lo mas rico, mientras observas la alegre conversación del cachas con tu chica, mientras degustan el “su” coco. Eso si, tú no sonríes nada.

Y sueñas, sueñas con las fiestas de tu pueblo, el choricito frito, el baile. El baile, que con un poco suerte arrimas “material” a una moza, que como mucho te pide un cubata, que te lo sirve el Paco, que nunca sonríe

………

Finlandia, marzo, por encima del Circulo Polar Ártico, 25 grados bajo cero, y tú intentas dormir en tu saco mientras un simpático perrito del trineo te da un concierto de aullidos, y pulgas.

Y cuando por fin el perrito ha dejado de aullar, y duermes, tu compañera de ese viaje, te da un empujón y te dice

-¡Despierta! ¡Despierta! Ha salido la aurora, vamos a verlo

Y comienza la pelea para ponerte el mono polar, que será muy calentito, pero que no hay puñetera manera de meterse dentro de el en una tienda de campaña.

Y cuando sales, la aurora, que en este caso es tan solo una rayita levemente luminosa en el cielo. Pues vale

Y vuelves a la tienda, y cuando ya estas en el saco, el perrito, decide aullar otro ratin, mas que nada por dar un toque de aventura y joderte el sueño

Y tu allí en tu saco, sin dormir, soñando con una tortilla de patatas, que estas de comer salmón hasta la coronilla.

Eso si, vigilando muy atentamente los movimientos de tu compañera en el saco de al lado, que dice la leyenda que si lo haces debajo de la aurora se queda preñada seguro

Al primer movimiento sospechoso te vas fuera con el perrito.

………

¡Vamos a las fuentes del Orinoco, y rio Negro!

Primer día: empiezas el viaje, sentado en la canoa, el rio discurre frente a ti oscuro, misterioso, en sus márgenes, la selva te envuelve con un manto verde, solo verde, y salvaje

Segundo día: sentado en la canoa, el rio discurre frente a ti oscuro, misterioso, en sus márgenes, la selva te envuelve con un manto verde, solo verde, y salvaje.

Sexto día: sentado en la canoa, el rio discurre frente a ti oscuro, misterioso, en sus márgenes, la selva te envuelve con un manto verde, solo verde, y salvaje.

Eso si ya tienes el culo en carne viva y ni un calzoncillo seco

………


Desierto de Arabia, a toda velocidad en un todo terreno, en la nada, solo piedras y arena, la nada.

Y de repente en esa nada, un árbol raquítico, un arbusto descarriado.

- ¡Pásalo por la derecha! – grita el que esta sentado a tu lado
- ¡Noo! Por la izquierda – dicen las ocupantes del asiento trasero

Y cuando te decides, lo has pasado por el centro, y el arbusto, el único, milenario, que ha resistido cientos de tormentas de arena, y sequías de siglos, yace debajo del Toyota, destrozado, solo astillas.

Y tu compañera de ese viaje, te mira con odio y te dice:

- ¡Animal! Lo has destrozado, es que no hay desierto, que tienes que pasar por encima -

Y después de tres horas de gato y pala, sigues el viaje, del cual llevas ya varios días. Nadie te habla y tienes el culo en carne viva de dar botes por el desierto, eso si los calzoncillos los tienes muy secos, pero muy secos.

¡Con lo bien que se va por la M30!

2 comentarios:

  1. eso te pasa por viajar, rafi......con lo bien que se está tirao bajo una higuera..........

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  2. jajajaj que risas el relato. Me siento totalmente identificada

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