Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

martes, 4 de diciembre de 2012

La realidad ficticia



Como cada comienzo de turno se sentó en su silla y comenzó sus rutinas, el café de la maquina a la derecha, el periódico o revista debajo del libro de procedimientos que había sacado de su mesa bajo siete llaves, los chicles de nicotina a mano.

Respiro un momento, y como siempre pensó:


-- Que tiempos aquellos en los que se podía echar uno un cigarrito antes de trabajar –

Y comenzó a encender las consolas, por el orden establecido, nunca otro, en su trabajo todo estaba reglamentado, todo pensado, primero la de la derecha, luego meter la tarjeta en el lector, introducir la clave que encendía las dos siguientes consolas, y la cuarta mediante clave

Y por un momento en las cuatro pantallas apareció el pajarraco de cabeza blanca y volvía a tener su segundo pensamiento rutinario:

-- Este trabajo es importante, de él depende la seguridad de la Nación y sus ciudadanos –

Aun que de siempre, todas, absolutamente todas las trasmisiones, conversaciones, chats, etc., se grababan y solo unas cuantas se supervisaban en directo, bajo petición operativa, pero desde hacía unos años y de forma mas intensa a partir de 11 de septiembre se supervisaban al “azar” muchas, pero muchas de ellas.

El sistema para elegir que conversaciones monitorizar era el llamado “keyword matches” que consistía en que si aparecía una palabra clave en la conversación o esta era de un origen “marcado” se presentaba en las consolas, identificada con un color, en función del número de coincidencias, origen sospechoso, o fuente “marcada”

Un color blanco o amarillo indicaba pocas coincidencias, rojo intermitente, supervisión inmediata, y si además pitaba, entonces “movida”, pero nunca en su turno, en diez años de servicio sonó el temido pito

Las consolas centrales se llenaron de bandas de colores y comenzó su trabajo.

Pincho en una banda de color amarillo pálido (two matches) en ella una mujer contaba sus miserias matrimoniales a un aparente desconocido que solo se interesaba por los detalles mas sexualmente escabrosos, en especial cuando le contaba que el marido de la quejica, le obligaba a practicar sexo anal, y que con el tiempo le había empezado a gustar. Imagino el calentón del tipo, y la sonrisa de ella pensando como lo estaba poniendo…


Pincho en otra banda, esta de color mandarina (ten matches), en la cual dos adolecentes hablaban de cómo craquear la ultima versión del video juego “call of duty” y la manera de conseguir nuevas armas para el juego. Pensó que habría que poner algún tipo de filtro para esas conversaciones, distraían mucho el trabajo, y por el tema siempre tenían una elevada clasificación de coincidencias

Pincho en la siguiente banda, color amarillo fuerte (five matches) En la cual un tipo se disculpaba ante quien parecía que era su novia, por no haberle llamado en todo el día de ayer. -- ¡Que tope el tío! – Pensó – tres excusas donde solo hacía falta una –

Tuvo curiosidad y pidió los datos en la consola de servicio, la de mas a la derecha

“John Smith, Pasadena CA. Tal tal tal y tal CASADO,”

-- ¡Capullo! –

Y miro los datos de ella

“Gladys Jones, Santa Rosa CA. Tal tal y tal CASADA”

Sonrió… vaya dos, ninguno se dice la verdad, y ni por un momento pensó en los derechos y privacidades que había violado con esa sonrisa

Y en quehaceres similares paso sus dos primeras horas de turno, ya solo le quedaban otras dos

Y de repente ocurrió

Una banda de color rojo parpadeante (forty-nine matches) justo al borde del temido pitido que desencadena los males del infierno

Inmediatamente pincho, y le llego la primera sorpresa, que le empezó a hacer sudar, la pantalla estaba en blanco, ni una palabra, y mientras por un lado pedía la lista de “matches” por la de servicio solicitaba los orígenes.

Primero apareció la lista de coincidencias

-- ¡¡My god!! – Exclamo – están todas, desde Bin Laden, hasta Sentex,

Echo un trago de la Coca-Cola Zero, mordió el donut, y miro la consola de servicio

Y casi se atraganta, en los orígenes aparecía el mismo nombre

Gary Newman, su nombre, su dirección, y hasta su número de la Seguridad Social

Le entro el pánico, en segundos pensó en llamar al supervisor, pulsar el botón del pánico que despierta a todos los gurús de la agencia, y todo lo descarto, esto podía ser un robo de identidad, y peor una indiscreción suya, se echo mano a la tarjeta, la miro por si no era la suya, se levanto de su box por ver si los demás agentes trabajan con normalidad, y cuando ya estaba al borde de ataque al corazón, apareció la primera palabra en la pantalla

O mejor dicho las primeras palabras

-- Hola Gary –

Se relajo un poco, es una broma, se levanto sobre el box a ver si sentía risas

Y volvió a aparecer en la pantalla el saludo

-- Hola Gary –

Y pensando que era una broma, escribió la frase del manual

-- Debo advertirle que la intromisión en los sistemas de una agencia federal es un delito penado con varios años de cárcel en una prisión federal, ¡Identifíquese! –

-- No digas tonterías Gary, tu violas todos los días varias leyes federales y con el consentimiento y apoyo de la agencia y el gobierno de la Nación – respondió la pantalla

-- Y ya sabes quién soy, soy tú –

-- ¿Eres Kevin? – Respondió – déjalo ya nos vas a meter en un lio, vas a hacer que nos despidan

-- No soy Kevin, soy tú –

-- ¡Crap! –

-- ¿No me crees? ¿Entonces como iba a saber que ayer al llegar a casa te masturbaste pensando en la conversación de las dos lesbianas que leíste?–

- ¿Y que quieres? – Escribió – ¿que quiero?

-- Pues hablar contigo, hace tanto tiempo que solo vives vidas ajenas, que te has olvidado de hablar contigo, conmigo, ya casi ni sabes quién eres, ni que sientes, ni que piensas, vives a través de las miles de vidas que pasan por tus consolas, y como esta conversación, la ficción, la realidad, lo propio y lo ajeno, se te mezclan y te confunden, nada mas que eso quiero, que hablemos, que te hables –

Durante un minuto Gary, dilecto agente burócrata, no supo que decir, y cuando fue hacerlo, las consolas se apagaron, su turno termino, Tiro el vaso de plástico con un poso de café seco, guardo los chicles de nicotina, se puso la chaqueta y se dispuso a volver a su vida ficticia, en espera de volver mañana a su turno, a las realidades ajenas