Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

domingo, 29 de enero de 2012

El Rencor

Cuando se sentó en el sofá frente a él, era todo rencor sin causa. Allí estaba frente a ella sentado con cara de poseído mientras veía el ultimo Madrid-Barcelona, “¿pero cuantos partidos juegan ahora?” pensó, sentado en el viejo sillón ergonómico, de tela desvaída y aroma a calzoncillo rancio, por mas que le había dicho a la chica que lo limpiara con toda clase de productos, ese olor nunca desaparecía.

La cara de su marido era un trozo de mármol, solo alguna vez pasaba por ella alguna mueca de disgusto, pero nada más.

Ella sonrió y le dijo:

- ¿Te traigo una cerveza? -
- No – Contesto sin ni siquiera mirarle-
- Podíamos este fin de semana ir a algún sitio – siguió hablando ella – llamamos a Josefina y Emilio y a lo mejor se animan, ya sabes que el se apunta a un bombardeo –
- Vale –
- Aunque últimamente están raros, bueno raros no es la palabra, extraños, en cuanto pueden comienzan a hablar de cosas raras, cuando no Emilio cuenta chistes muy cerdos y habla de sexo, Yo creo que se aburren
- Mucho –
- ¿A dónde te parece que podríamos ir? –
- Me da igual –
- Podíamos ir al aquel pueblecito tan majo cerca de Sigüenza, aunque quizás este muy lejos ¿Verdad? –
- Si, muy lejos –
- Ha llamado la niña, mientras tú estabas con el perro, me ha dicho que le hubiera gustado hablar contigo. ¿Le llamo y te pones? –
- No, ahora no –
- Pues deberías llamarle ahora porque ya sabes que allí se acuestan pronto –

Esta vez por toda respuesta solo obtuvo un gesto, dirigido al televisor

- Pues Emilio si que esta raro, la otra noche, en la cena se paso, cada dos por tres poniéndome la mano en la pierna y Josefina que lo veía parecía que hasta le hacia gracia, ¿No te distes cuenta? -
- No –
- Yo creo que estos están buscando que juguemos a una de esas cosas “raras” que se hacen ahora, por las cosas que dicen. –
- Vale – y alzando los brazos añadió - ¡Joder, que fallo!
- Pues yo no se que pensar, ¿a ti que te parece?
- No se –
- ¿Te gustaría? –
- Mañana llamo a la niña, ahora no –

En ese momento en el sofá, entre las piernas de ella apareció una mancha oscura, el suelo se empezó a llenar de un liquido creciente
Por primera vez el se volvió a ella con cara de estupor, casi pánico

- ¡Maria, te has meado!
- Si,- dijo ella con total indiferencia, y levantándose añadió – Voy a cambiarme, lo limpio y me voy a la cama –
El se levanto tras de ella todo solicito y preocupado,
- ¿Te pasa algo? ¿Llamo al medico? ¿Estas mareada? ….
El rencor de ella por el pasillo con el detrás, asustado y sorprendido, era ya definitivo.

Miradas