Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

domingo, 28 de febrero de 2010

- Esa oveja esta embobaa, Don Rafael –

- A ver Gregorio, te he dicho que no me llames “Don Rafael” con Rafa basta, y además soy mas joven que tu y esto es tan tuyo como mío. -

- Es la costumbre, perdone

- Vaya Gregorio, parece que se va a poner a llover otra vez -

- Eso da igual -

- ¿Como va ha dar igual Gregorio? Nos vanos a poner chupios. -

- Da igual Don Rafael, da igual, llueva o haga sol, usted y yo vamos a tener que seguir aquí.

- Tienes razón Gregorio, esa oveja esta embobaa –

Valle de Guarga febrero del 2005

viernes, 26 de febrero de 2010

El caso del garaje

Suspiro al oír arrancar a su viejo coche, todas las mañana al meter al llave se preguntaba si ese seria el día que le dejaría tirado.

Mientras esperaba a que se abriera el portón del garaje, los vio, un grupo de vecinos junto con el portero, contemplaban algo.
Eso solo significaba una cosa, problemas, y con su recién estrenado cargo rotatorio de presidente era el principal candidato a endosarle el “mochuelo”
Intento hacerse pequeñito en el asiento, pero ya era demasiado tarde, el portero le había visto, y le hacia señas para que se acercara.

Mientras se acercaba al grupo, empezó a mirar las caras tratando de adivinar con que se iba a enfrentar.

Había cuatro vecinos, uno de ellos miraba al suelo con cara compungida, no creyéndose lo que veía.

Estaba también la vecina que siempre le sonreía, con una sonrisa que jamás supo interpretar, era una mujer atractiva por partes, y digo por partes porque cada una de sus partes eran atractivas, lo malo es que no había ninguna igual, ni en tamaño, ni forma.

Y también había dos vecinos mas, ambos con cara de piedra, sin expresión, lo único que decía algo de ellos, eran sus vestimentas, el uno, con traje de oficina de banco, en barrio remoto. El otro, chándal de deporte, desconocedor de cualquier deporte, salvo el de la televisión dominguera.

No le hizo falta preguntar que había pasado, cuando llego a su altura la pudo ver, tumbada sobre un costado, rodeada de un liquido negro y grasiento, uno de sus brazos doblado y retorcido bajo ella, y el otro apuntando al techo como señalando algo invisible pero como si acusara, A través del faldón rojo y roto se atisbaba un interior metalizado.

El dueño manoseaba de forma nerviosa el ridículo casco que sin duda usaba cuando paseaba con ella, apenas podía contener las lágrimas.

- ¿Que ha pasado? – pregunto el presidente accidental
- No se, la encontré así – dijo el compungido vecino.

El presidente accidental, volvió a mirar a la preciosa y ahora destrozada sccoter roja que yacía el suelo.

- ¿Han dejado alguna nota? – volvió a preguntar el presidente
- No, ninguna, el muy cabr... –respondio el dueño

Y entonces uno d los vecinos con cara de piedra, se sintió en la obligación de hacerse el enteradillo y dijo:

- Será fácil saberlo, el que lo haya hecho, algún arañazo se habrá dejado en el coche -

- Eso si aun esta el coche aquí – dijo la vecina escombro

En ese momento el presidente accidental echo de menos llevar gabardina, y sacando un “ducados” de bolsillo, lo encendió con calma antes de decir:

- Lo que se debe hacer… - hizo un pausa para crear expectación – es visionar la cámara de la puerta del garaje – dio otra calada al cigarrillo y siguió - para ver que coches se movieron anoche –

Y dirigiéndose al desolado amo de la moto pregunto:

- ¿A que hora dejaste la moto anoche?

- Sobre las ocho y media – respondió apretando con fuerza entre sus manos el estrafalario casco

- ¿Y esta mañana a que hora encontraste el “cuerpo”? – pregunto el sagaz presidente accidental

- Hace mas o menos tres cuartos de hora – respondió el vecino motorista

- ¿Y “mas o menos” que hora exacta es? – pregunto de forma a casi impertinente el perspicaz presidente accidental

- Pues sobre las ocho menos cuarto -

Y como si pensara en alto el presidente fortuito: a media voz dijo:

- Entonces los hechos ocurrieron entre las 20:30 horas de ayer y las 7:45 de hoy, mmmmm, eso son casi 12 horas – y dirigiéndose a los demás, pregunto – ¿Nadie ha visto ni oído nada?

Todos negaron con la cabeza,

Y con tono resolutivo se dirigió a su fiel conserje Francisco, que había permanecido en segundo plano hasta ese momento

- ¡Paco! Haz una cosa, visiona – “que bien hablo” se dijo para si - la grabación de la cámara de la puerta del garaje entre las 20:30 de ayer, o mejor desde que entrara Don Javier con la moto, hasta las 8 de hoy. Llamare al administrador para que te de la clave y puedas hacerlo, Y me apuntas los coches que entraron y salieron, en ese tiempo. Cuando yo llegue esta tarde los revisamos a ver cual tiene marcas.-

Y el dueño de la victima, le dio por apostillar

- Pues si no lo encuentran, tendrá que pagar el seguro de la comunidad -

-¡Eso ya lo veremos!- respondio el presidente ocasional de forma casi violenta.

En ese momento a todo el mundo le entro prisa por marcharse. Pero antes la vecina escombro se dirigió al dueño de la moto adelantando hacia el, su pecho mas grande, que era justo el contrario de su pierna mas corta, y le dijo:

- ¿Si quieres te llevo?

...

Esa tarde cuando llego el presidente de su quehacer profesional, su fiel portero Paco le tenía preparada la lista de las entradas y salidas del garaje

Y juntos se dispusieron a revisar los coches, que por fortuna se encontraban todos ahí. Todos menos uno, un golf cabrio blanco, que entro en el garaje a las 12:36 y marcho esa mañana a las 6:17. Ninguno presentaba marcas.

- Paco, ¿tu sabes de quien ese golf? – Pregunto el presidente
- No me suena, creo que no es de un vecino, jamás lo vi. – respondió el leal Paco
- Vamos a ver la cinta, - resolvió el presidente

En la cinta se veía entrar un cabrio blanco, y claramente para el presidente, que menudo olfato tenia para las chicas, se distinguía al volante una mujer.

Y el presidente se dirigió a casa del dueño de la victima, a informarle del fracaso de sus pesquisas

Al abrir la puerta el motorista le recibió con una sonrisa, esto escamo al presidente

Hola Javier – dijo el presidente – mañana llamare al seguro de la comunidad para ver que se puede hacer. Lo mismo los peritos son capaces de saber quien fue

Noooo, no te molestes – dijo Javier – he hablado con mi seguro y se hacen cargo ellos.

Y entonces el presidente lo tuvo claro, ya sabía lo que había ocurrido,

- Por cierto Javier – dijo el presidente con mala baba apenas contenida – no te pregunte esta mañana que tal tu suegra.
- Pues sigue igual, en el hospital – respondió sin emoción
- ¿Y tu mujer sigue pasando las noches allí? – volvió preguntar
- Si
- Pues vaya lío, ¿no? Tu sin moto y ella se lleva el coche, un Renault ¿verdad?
- Si. ¿Por? – respondió el vecino con cara mosqueo
- No por nada, nada, bueno me voy – dijo el presidente sagaz – si necesitas algo me lo dices Javier
- Gracias, hasta luego – dijo el vecino desde la puerta de su casa

Y ya cuando pulsaba el presidente le botón del ascensor se volvió al vecino que aun permanecía como una cariátide en la puerta de su casa, y le pregunto

- Por cierto, ¿Tú no sabrás quien es la chica que tiene un golf blanco?
- ¡No! – respondió poniéndose colorado
- Pues creo que fue quien te chafo la moto al salir de TU plaza de garaje – y sin esperar respuesta el presidente accidental se metió en el ascensor y desapareció, lamentando para sus adentros no llevar una gabardina en ese momento.

Caso resuelto

Próximos casos del "Presidente accidental":

"El no reciclador siempre paga"
"Unas bragas en el patio"

sábado, 13 de febrero de 2010

Los hombres mienten

Es una bendición que las mujeres piensen que los hombres siempre mentimos

Pero no solo una bendición, es, la repanocha, la leche, estupendo, magnifico, atómico, chiripitifalutico, la ostia sin h, la hostia con h, guay, chachipiruli, que te cagas, divino, hipermegachachi, el bien supremo

Permite cotas de libertad, extensas, oceánicas, espaciales, planetarias, estelares, galácticas, íntimas y recónditas.

Y encima todo eso, ¡sin mentir!

-Cariñoooo me voy de putas
-Vale, no gastes mucho, y a la salida del campo de fútbol, no te entretengas, que mañana trabajas

-Cielo le voy a darle un revolcón rapidito a la vecina
-Bieeeen, no olvides traer pan, y cómprame el Hola

-Amoooor me voy a hacer un trío con dos suecas
-OK, y de paso pregúntales si hay alguna oferta en el Ikea

-Menganita, te tengo que confesar una cosa, me he echado una amante
-¿Tu? ¿Con esa calva? ¡Anda yaaaa!

No hay nada mas inverosímil que la verdad desnuda

Pero todo esto, como todo tiene un pero, uno muy serio, siempre lo hay,

Mejor que yo lo expresa el dicho del siglo XVI

“Los caballeros que falsamente, a sus damas, de amor hablan, obtienen mas de ellas, que si amor, en verdad declaran”

martes, 9 de febrero de 2010

Su mañana

Se despertó como todos los días, el primero, los ruidos de la calle por mas que habituales nunca dejaban de sorprenderle, sobre todo el del camión de la basura.

Vago por la casa como ausente, haciendo el mismo recorrido habitual, como si tuviera que inspeccionarlo todo, paso por el salón, el pasillo, la cocina, la habitación de los niños, ahora sin niños, Allí se paro un momento, como si esperara que los niños, que ya no eran niños, aparecieran de repente, No aparecieron, tantos años de rutina le hacían esperar que todo siguiera igual.

Volvió a la cocina a beber agua

Se sentó a esperar, sin impaciencia, el no entendía de prisas, pero si de esperas.

Por fin oyó ruidos, ruidos familiares, ruidos habituales, era Ella que por fin despertaba. Se dirigió a su encuentro con la misma alegría que todos los días, esperando lo mismo, un gesto de cariño.

Para el era todo su mundo, y aunque esa mañana Ella paso por su lado camino del baño sin apenas mirarle, no le importo. La amaba, la quería incondicionalmente, aunque no hubiera caricia, ni beso, era igual, El sentía el mismo cariño y admiración por ella que todos los días de su vida

Y se sentó a esperar otra vez

Atento a cualquier ruido que hiciera, imaginándole, sintiéndole,

Oyó el ruido del agua, y le supo desnuda bajo la ducha, Oyó el ruido del spray que nunca supo que era y que tanto repelus le daba, y le supo con los brazos desnudos levantados, Oyó la puerta del armario y le supo con una toalla contemplando la ropa en una decisión que el nunca entendería, pero si conocía.

Y por fin le volvió a ver, ya vestida de calle, y por fin le dijo algo, su voz siempre le producía eso, un estremecimiento agradable que le hacia sentirse seguro, era su mejor sonido.

- ¿Nos vamos?

Se levanto de un salto y junto a Ella se dirigió a la puerta

Ya en la calle , por primera vez ese día, pensó solo en El, se acerco a la esquina de costumbre, levanto la pata, y orino

- Que bien, que gusto – pensó – y ahora, a ver que olores nuevos encuentro

Y moviendo la cola, se puso a olisquear la acera.

Civilizacion

Se encontraron por la calle, hacia mucho que no se veían, lo menos años, y después de los consabidos besos, y los comentarios amables del estilo de:

- Que bien te veo, estas mas llenita, te sienta mejor a la cara -
- Te has dejado crecer el pelo, ¡mucho mejor! Lo tenias tan fino y ralo -

Decidieron ir a tomar un café, y contarse las aventuras de sus vidas.

En un momento dado salio el tema

- ¿Sigues saliendo con ese chico?
- Si, ya va para siete años, ¡y muy bien!
- Era casado ¿no? – volvió a preguntar la otra con sonrisa malévola
- Si, y sigue siéndolo – respondió con despreocupación satisfecha
- ¿Y no te importa?
- Pues no, la verdad, me hace reír, y pasar unas tardes estupendas, y no tengo ni que lavarle los calzoncillos, ni aguantar los partidos de fútbol, y además cuando viene a casa aun deja la tapa del water bajada, y la toalla colocada.
- ¿Y la mujer no sabe nada?
- ¿Pues no se? Nunca hablamos del tema, supongo, pero así él le deja tranquila por las noches, y no le da la lata nunca, supongo que tendrá sus “cosas” también.

Y cambiaron de tema.
……

El domingo siguiente, una de ellas, se acerco aun hombre que estaba sentado en su salón viendo el fútbol

Y le dijo tirandole una bolsa de lo que parecía ropa encima de la mesa:

- Le dices a la del pelo ralo que esta semana te lave ella los calzoncillos, el domingo que viene ves el partido allí, y te traes la muda de la semana para que te la lave yo. A ver si empezamos a repartirnos bien, ¡Ah! y mañana acuérdate de recoger el traje en el tinte.

El levanto un momento la mirada de la tele, solo un momento, enseguida volvió y dijo:

- Goooooooooooool

El barquero de Caronte

Se encontraron como siempre, una vez al año, en la cena del equipo, y mientras tomaban la cerveza de “antes” le pregunto:

- Sonia ya esta bien ¿no?,
- Si, muy bien, totalmente recuperada, como nueva. Gracias
- ¿Y porque no ha venido?
- Es que veras, ya no estamos juntos
- ¡No jodas! – Con cara de falso asombro – ¿Qué paso?
- Nada, se fue – con resignación dijo el otro
- ¡Que guarra! Después de lo que pasantes por ella

Y entones como una oleada de rabia, pena, le vino a la mente, las noches interminables en el hospital. Las tardes sujentandole la frente mientras vomitaba el veneno de la “quimio”.
Los abrazos intentando no llorar mas que ella, mientras le decía que no se iba a morir, que todo iría bien, y por dentro pidiendo a un Dios en el que nunca creyó, que la salvara.

Y entonces cojiendole por el cuello de forma violenta, con al rabia de meses le dio le discurso de su vida.

- ¡Cállate imbecil!, esta bien, sana y viva, y es lo único que importa, ¡que me importa!, ¡Tu que sabes! Acaso tu vivirías todos los días junto al recuerdo de tu casi muerte. Con el bote de medicina que te salvo y cada vez que le vieras recordaras…

…………

Es la tragedia del Barquero de Caronte, o de Orfeo, o Euridice…. O los tres

domingo, 7 de febrero de 2010

El heredero malevolo

Solo tengo el titulo, “El heredero malévolo” solo eso, un titulo

No es una historia de misterios, ni un melodrama, ni siquiera un cuento, es mi vida

O ni eso

No se lo que es

Es solo un titulo

Es solo un sentimiento estupido

Que no debe condicionarme

Ni condicionar a nadie

Es solo eso una estupidez

De tantas

viernes, 5 de febrero de 2010

El patio (segunda parte)

Dormitaba apoyada contra la ventanilla, no tenia sueño, y aunque lo tuviera no dormiría, jamás lo pudo hacer en un avión, por muy cómodos que fueran los asientos, por muy relajante que fuera el viaje.

La emoción del despegue, siempre la producía tal excitación, que no miedo, que le impedía dormir durante el viaje.

Era un viaje largo, de vuelta, uno mas, de muchos, todo el mundo le envidaba sus viajes, sobre todo sus amigas del viejo barrio..

Dormitaba, porque así se sentía mas cómoda. Así el silencio era mas soportable, mas excusable.

¿Que le pasaba?, porque sentía esa angustia.

No se puede decir, que no estuviera bien, los últimos tres años, desde el famoso día de la secadora, habían sido geniales, al lado del hombre, que sentado a su lado, leía un libro.

¿Pero porque ahora no podía hablarle?, ¿porque el no le hablaba?.

Al llegar al aeropuerto, la angustia se disolvió, entre recogida de equipajes.

Y al llegar a la aduana, ocurrió

Sin saber porque le pasaron a un cuarto, donde después de una espera que le pareció largisima, entro una mujer, y sin saludarle, ni mirarle siquiera a la cara le dijo que se desnudara, De nada servio pedir explicaciones. ¡Desnúdese! Y deje la ropa en esa silla.

Que humillada se sintió, mientras aquella bruja manoseaba su ropa, con minuciosidad, sin prisa, sin atención a su desnudez, Y para remate, la manoseo a ella, sin dejar ningún pliegue, como no había dejado ninguna costura de su ropa por sobar.

Cuando salio allí estaba él, con la cara demacrada de preocupación

- ¿Qué ha pasado? -
- Nada, vamonos a casa
- ¿Pero que ha pasado? – Volvió a preguntar levantando el tono
- Que nada, vamonos a casa, ¡Ya! Luego te cuento.

De camino a casa en el taxi, silencio otra vez, pero era otro silencio, el la abrazaba. Como le gustaban sus abrazos, que bien le hacían sentir, que segura.

Al llegar a casa le contó, y el estallo en indignación, y le prometió que… bueno a ella no, a el mismo, que la iba liar, que eso no quedaba así.

A ella que la liara o no, le daba igual, pero se sentía bien, al verle tan enfadado, no sabia porque, le hacia sentir bien, estuvieron hablando, mucho tiempo esa tarde.

Durante la semana siguiente la angustia de los últimos meses desapareció. Todos los días cuando el llegaba a casa le hacia un relato de las gestiones, y de la gente con la que había hablado para que la “cosa no quedara así”.
A ella, eso ya, le importaba un pito, pasado el momento de apuro, ya le daba igual, pero le encantaba escucharle. Verle vehemente, activo, orgulloso de su defensa. Le encantaba.

Y entonces entendió, durante esa semana, comprendió su angustia, Durante esa semana, supo lo que les pasaba.

A fuerza de estar juntos, de hacer cosas juntos, de vivir las mismas vidas, las mismas experiencias, se habían disuelto el uno en el otro, ya no tenían experiencias propias, no había intercambio.

Y tomo una decisión

Un día le dijo:

- ¿Porque no volvemos a nuestros antiguos pisos, cada uno al suyo, en el viejo barrio? Con nuestro patio -

El guardo silencio, un momento y respondió:

-Si, yo también echo de menos “nuestro patio”-

-Y podemos hablar por el, como antes – dijo ella riendo abiertamente

Y los dos rieron hasta que en seco el paro y dijo:

- Pero por la noche nos juntamos. ¿No?-
- Eso ni lo dudes – contesto ella con una sonrisa entre picara y burlona, que prometía grandes cosas.