Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

miércoles, 2 de marzo de 2011

La Muerte se equivoco... dos veces

Estaba la Muerte ordenando su despacho, y al abrir un cajón cayo al suelo un viejo papel, que decía:

“Fadrique de Gurrea, 32 años, labrador. Estatus: siervo de la gleba ¡SUSPENDER RECOJIDA!”

La Muerte miro la fecha del documento, 1084, y al no ver el sello de “cursado” le asalto una duda, y se dirigió al archivo,

Y efectivamente, no había sido cursado, al pobre Fadrique, le había “recogido” con 40 años de antelación.

La muerte compungida inmediatamente llamo su despacho a Fadrique

Al entrar Fadrique en el despacho de la Muerte, esta le hizo un gesto para que se sentara, y cuando lo hizo, la Muerte se dirigió a el, de esta manera:

- Fadrique, vera, cuando le “recogí” se produjo un error, y lo hice antes de tiempo -
- ¡Vaya! – dijo Fadrique con casi indiferencia.
- Pues vera – prosiguió la Muerte - tiene usted que volver y vivir esos años que le faltan, pero para compensar el fallo le voy a dar a elegir, entre volver a año en el que le “recogí” o volver a vivir en el año presente, 2011 –
- ¿Y que ventaja tendría de volver a tiempo presente? – pregunto Fadrique
- Pues vera – le comenzó a explicar la Muerte – en el 2011 usted ya no será un siervo, sino un ciudadano, tendrá derecho a votar a sus gobernantes, podrá ir donde desee, y ser propietario de su propia casa, etc.
- Pues sin duda al 2011 – dijo convencido el siervo muerto
- ¡A si sea! – ordeno la Muerte



Dos años después la Muerte al revisar el correo, bueno más bien los emails que hasta la Muerte se moderniza. Vio uno de Fadrique, con curiosidad lo abrió, y decía así:

Estimada Doña Muerte

Le escribo estas líneas para pedirle amablemente que reconsidere mi situación y me devuelva a mi año de 1085.

Le justifico esta petición

Verá, yo en 1085, como siervo de la gleba, tenia las siguientes obligaciones y pechos. Trabajar 5 días de cada mes en las tierras del Señor. Las tierras que cultivaba y de las que vivía, eran propiedad del Señor, y por ello tenia que pagar diezmo, o en lenguaje actual, el 10% de mi renta, además de lo que quedaba debía pagar otro diezmo a la Iglesia. La casa donde vivía era también del Señor, con la única obligación por mi parte de mantenerla en buen estado. El Señor tenia el derecho follarse (disculpe el lenguaje) a mi mujer cuando deseara, pero siempre tenia un detalle después con la familia. Un domingo al mes, después de cumplir con la religión, me dirigía en mi mula a mercado, para vender mis productos, con el único gasto el puentazgo (peaje) que pagaba al Señor, por cruzar su puente, y las hierbas del camino que comía mi mula.

Ahora, en 2011, trabajo por un sueldo en una oficina bajo la diabólica luz de un fluorescente, sin ver la luz del sol, y eso todo el año, sea tiempo de cosecha, o no.
Por un sueldo, del cual el Estado, (mi nuevo Señor) se queda con el 22%, sin contar lo que pago al curandero, que ahora llaman Seguridad Social. Con lo que me queda compro la comida (que sabe a plástico), en un sitio llamado supermercado, por lo cual el Estado (mi nuevo Señor) me cobra el 18%. En concepto de algo que llaman IVA.
Para ir a trabajar utilizo una mula mecánica, que come gasolina, y que tengo que pagar yo. Por comprar la dichosa gasolina, el estado me cobra el 45% de su valor. Además como debo ir por la autopista, para llegar a tiempo (en este siglo, el tiempo es fundamental, siempre hay prisa) debo pagar peaje… como cuando cruzaba el puente del Señor, pero en este caso, todos los días.
Efectivamente, vivo en mi propia casa, pero para ello debo de pagar a un usurero anónimo, (al menos antes el usurero tenia nombre, cara, y ojos) algo llamado hipoteca, que consume la mitad del salario, que me quedaba después de pagar lo que ahora llaman impuestos, y además debo pagar algo que llaman IBI y múltiples tasas y pechos.
Y aunque puedo viajar e ir a donde quiera, no tengo ni tiempo ni oro para hacerlo.
Ahora, como antes, también hay Rey, y me sirve para lo mismo que antes, nada. Pero al menos cuando era siervo, por debajo del Rey solo estaba mi Señor, el Conde, y sus recaudadores y magistrados. Ahora hay… Presidente del gobierno, ministros, diputados, comunidad autónoma, municipio, y a todos ellos debo pleitesía, y pagar diezmos.
No es cierto que pueda elegir a mis gobernantes, una vez cada cierto tiempo debo elegir el pergamino correspondiente a lo que llaman partidos, y meterlo en una caja, Y son esos partidos, o banderías, las que, no se como, eligen a los gobernantes.
Antes como siervo, si el Señor vendía la tierra, a mi me vendía, con ella. Ahora la empresa en la que trabajo, va a ser vendida a otra de allende los mares, y a mi con ella.
Eso si, ahora el Estado, mi nuevo Señor, no se folla (perdone el lenguaje) a mi mujer, se le folla (perdone el lenguaje) un tipo de Alcobendas, tan pringado como yo, y que conoció en una “cosa” que se llama Internet, y que tengo que pagar yo, eso si, con el susodicho 18% de IVA para mi nuevo Señor, el Estado. Ni detalle, ni nada.

Por eso, Doña Muerte, le ruego me devuelva al año 1085, y a mi condición de siervo, me sale mas a cuenta.

Muchas gracias por todo, le saluda su futuro difunto,

Fadrique Gurrea