Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

miércoles, 19 de agosto de 2009

La decisión de Susana

Susana, estaba casada, ni feliz, ni infelizmente, simplemente casada.

Y le quería, pero… ¡Dios! Como se aburría. Un día conoció a otro chico, en el trabajo creo…
Le hacia reír, le escuchaba, y hasta a veces le hacia sentir emocionada, con la emoción de quien roba una lata de sardinas en el super.

Susana estaba hecha un lío, no sabia que hacer, si quedarse con le pavisoso del “mario” o con emocionante “otro”.

Así que decidió no tomar la decisión ella, que se la dieran puesta.

Y planeo que la próxima salida al cine que hiciera con su marido, a la salida, tomando las habituales tapas, se lo contaría todo, y que pasara lo que tenga pasar

Cavilo, que podían pasar dos cosas, una, que su marido le montara el “pollo” y le prohibiera volverlo a ver, decisión tomada. Otra, que su marido le montara también el “pollo” y la mandara a “esparragar a Tudela”, con lo cual también tenia la decisión puesta.

Y así se dispuso a hacer. Durante la película, que no atendió en absoluto, repaso una y otra vez lo que le diría.

Le diría así:

-- Mira, he conocido a un chico, y solemos vernos a menudo, no hago mas que pensar en el, me divierte, te prometo que nunca ha pasado “nada” -- ese nada era la única mentira que se iba a permitir contarle, no por respeto, ni por no herirle, quería contar las cosas tan crudas como fuera posible. Le mentiría por estupido pudor.

Después de decir esto estaba dispuesta a contestar cualquier pregunta que le hiciera, con sinceridad, sin tapujos, salvo eso si, lo de… Como mucho admitiría manitas, o un beso.

Y tal cual lo hizo, frente a la ración de calamares, y las dos cañas mediadas se lo solto, tal cual.

El la miro durante un momento de eterno silencio, solo silencio, tal vez fueron segundos, pero a ella le parecieron horas.

Y entonces él dijo:

- No te preocupes, esas cosas se pasan, ya lo veras, estate tranquila – cojio un calamar, se lo metió en la boca, y comenzó a comentar cosas de la película que habían visto.

A Susana le iban y venían olas de indignación y estupor

- A este tio le importo una mierda, ¿y ahora que hago yo?, ¿que decido? - pensaba

Y entonces se dio cuenta de la medio sonrisa que cruzaba la cara de el, ¿o no era sonrisa?, no lo sabia, pero si sabia lo que significaba, doce años juntos, doce años con él, doce años queriéndole, mejor dicho, doce años de amistad le hacían conocerlo. Y el a ella

- Sabe perfectamente que no me enterado de la película, sabe el lío de cabeza que tengo – se dijo

Esa noche no durmió. Bueno no durmió inmediatamente, al final cayo, ya eran muchas noches sin dormir.

Pero antes de caer rendida, supo, o creyó saber lo que había pasado. Recordó que estaba casada con un hombre muy inteligente, y sensible, eso si, un coñazo. Se dio cuenta que la quería, que era su amigo, y la conocía perfectamente, y sabia que dijera lo que dijera, a ella se le rompería el corazón, la perdería. Y se durmió.

Al día siguiente mientras el se afeitaba en un baño y ella trataba de reparar los estragos de las noches en vela de esos días, en otro, le oyó decir:

- Susana, no voy a poder acompañarte esos cuatro días a la convención de tu trabajo, tendrás que ir sola. Pero la última semana de mayo nos vamos a Egipto, si quieres, dime algo y saco los billetes -

La decisión estaba tomada, pero que listo era, y además le quería, y el a ella, seguiría con él. Eso si la convención la pensaba disfrutar, ¡vaya que si la disfrutaría!

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