Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

viernes, 15 de mayo de 2009

Las cobayas

Ayer aumento la familia, si aumento, mi hija quería un conejito.

Antes de ayer, ya tenía elegida la cobaya, en una respetable tienda de animales, de las que incluso a los dependientes les gustan los bichos.
Una cobaya con pedigrí, pero aunque no lo tuviera, daba igual, por el precio debería ser la “leshe”, vamos, que hay “famosas” que se venden por menos.

Ayer por la mañana, mientras estaba en un centro comercial, veo una tienda de animales, enorme, pero que lo mismo podía ser una tienda de botijos, y allí me meto,
Pregunto a la dependienta:
- ¿Tienen cobayas?
- Si claro- dice la dependienta sonriendo o eso me pareció, porque con tanto piercing, lo mismo era una mueca causada por tanto metal como llevaba en la cara, hay astilleros que tienen menos hierros.
- ¿Y que valen? Pregunte yo con toda la ingenuidad que pude
- 14,99 euros
¡Ostras que baratas! Pensé
- ¿Y donde están?
- Al fondo,
Y allí estaban, una de ellas me miro, guiño el ojo, y la elección estaba hecha, y como las cobayas son animales sociales, pues me llevaría dos, eran tan baratas
- Señorita, querría dos cobayas
- Pues… le importaría esperar un rato, a que venga mi compañera.
- Tengo prisa.
- Es que a mi me dan miedo - dijo ella poniendo cara de pánico insuperable
- Bueno no te preocupes, ya las cojo yo.
- Si no le importa…
- Pero querría un macho y una hembra.
- Pues yo en eso tampoco le puedo ayudar
Dicho y hecho, me abrió la jaula y cogi a la picarona que me guiño el ojo, la miro y es hembra, como no, así que me pongo a buscar un macho.
Después de mirarle el culo como a 10 cobayas, por fin encuentro un macho, ni en la playa había yo mirado tantos culos, cojo a los dos animalitos y me dirijo al mostrador

Y cuando estoy allí, se produce el desastre…

La dependienta se agacha a coger una caja, y cuando hace esto golpea una jaula que tenia una ardilla, la jaula se cae, y la susodicha ardilla sale por patas.
La chica se queda blanca como si le hubiera parado el corazón, y con voz muy tenue me dice:
- ¿Me ayudas a cogerla?
- Vale, no te preocupes- al fin y al cabo, ¿no soy un intrépido exbiologo?

Me agacho a mirar debajo de mueble, y allí estaba el “animalito” castañeado los dientes y con una mala leche… El castañeo en lenguaje "ardillil" significa: "como me eches mano te arranco un deo". Lo se de buena tinta, tengo una amiga que hace lo mismo cuando me ve la intencion de tocarle el culo

Las cobayas correteando por el mostrador.

- Si le echo mano me muerde, ¿tienes un palo o una fregona?- le pido
- Si, pero no le hagas daño – dice la niña.
Las cobayas correteando por el mostrador

Me trae la fregona, y ya por fin acorralo al bicho y le cojo

Las cobayas ya ni se sabe que hacían por el mostrador

Con la ardilla en las manos la meto en la jaula, y pienso, - en cuanto la suelte me atiza un bocado que me arranca media mano, fijo

Las cobayas, vistas por el rabillo del ojo, me pareció que se reían, las muy…

Con las manos metidas en la jaula le pido un trapo para tapar la cabeza al bicho y no me muerda.
Me lo trae…

Las cobayas, había decidido hacer sus “cositas” por todo el mostrador

Ya por fin suelto la ardilla, me cuento los dedos para ver si los conservo todos.

Y la dependienta va y mete la mano en la jaula para sacar el trapo, debía ser para que su jefa no lo viera, o yo que se de donde saco el valor para hacerlo.

Y el simpático roedor, le pega un mordisco, ¡que mordisco! ¡Que grito!

La pobre chica se mira la mano, ve la sangre, y se cae redonda.

Las cobayas ya lloraban de risa, o eso parecía

Y allí estaba yo. Yo, una dependienta desmayada, dos cobayas de cachondeo, una ardilla cabreada., y una señora preguntando si había collares para las pulgas de los perros.

Y ahí yo, en un alarde de organización, metí a las “simpáticas” cobayas en una caja. Ayude a sentar a la dependienta, y le dije a la señora que volviera luego que yo no era de “allí”.

Por fin ya me puedo ir…

- ¿Que te debo?
- No se, ahora no puedo, vuelve luego… - dice la chica
¡Que bien! Que cobayas mas baratas, pensé
Cuando ya estoy saliendo de la tienda, entra la encargada.

-Toñi, por favor cobra a este señor, que me encuentro mal,- dice la chica
- ¿Qué se lleva? – dice la encargada
- Dos cobayas
- Son 44 euros,
- ¿Pero no eran a 14,99? - Dije sorprendido

Y pague

Las cobayas se mearon de risa

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