Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

martes, 9 de febrero de 2010

Su mañana

Se despertó como todos los días, el primero, los ruidos de la calle por mas que habituales nunca dejaban de sorprenderle, sobre todo el del camión de la basura.

Vago por la casa como ausente, haciendo el mismo recorrido habitual, como si tuviera que inspeccionarlo todo, paso por el salón, el pasillo, la cocina, la habitación de los niños, ahora sin niños, Allí se paro un momento, como si esperara que los niños, que ya no eran niños, aparecieran de repente, No aparecieron, tantos años de rutina le hacían esperar que todo siguiera igual.

Volvió a la cocina a beber agua

Se sentó a esperar, sin impaciencia, el no entendía de prisas, pero si de esperas.

Por fin oyó ruidos, ruidos familiares, ruidos habituales, era Ella que por fin despertaba. Se dirigió a su encuentro con la misma alegría que todos los días, esperando lo mismo, un gesto de cariño.

Para el era todo su mundo, y aunque esa mañana Ella paso por su lado camino del baño sin apenas mirarle, no le importo. La amaba, la quería incondicionalmente, aunque no hubiera caricia, ni beso, era igual, El sentía el mismo cariño y admiración por ella que todos los días de su vida

Y se sentó a esperar otra vez

Atento a cualquier ruido que hiciera, imaginándole, sintiéndole,

Oyó el ruido del agua, y le supo desnuda bajo la ducha, Oyó el ruido del spray que nunca supo que era y que tanto repelus le daba, y le supo con los brazos desnudos levantados, Oyó la puerta del armario y le supo con una toalla contemplando la ropa en una decisión que el nunca entendería, pero si conocía.

Y por fin le volvió a ver, ya vestida de calle, y por fin le dijo algo, su voz siempre le producía eso, un estremecimiento agradable que le hacia sentirse seguro, era su mejor sonido.

- ¿Nos vamos?

Se levanto de un salto y junto a Ella se dirigió a la puerta

Ya en la calle , por primera vez ese día, pensó solo en El, se acerco a la esquina de costumbre, levanto la pata, y orino

- Que bien, que gusto – pensó – y ahora, a ver que olores nuevos encuentro

Y moviendo la cola, se puso a olisquear la acera.

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