Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

martes, 6 de abril de 2010

El club

La puerta estaba iluminada por un fluorescente que en su juventud sirvió en los jesuitas de Pequeñaciudaddelinteriornorte, al que daba color un papel celofán rojo, moteado por un holocausto de bichos muertos. Tras la puerta con barrotes de aluminio simulando forja, un pesado cortinón de terciopelo incierto, y tras el, la no luz de unas pocas bombillas, solo blanqueadas por aquel tubo de luz fría que trajo de Andorra, el Pedro, cuando no le quedo mas remedio que acompañar a la parienta a Lourdes, subido en un autobús, mientras solo pensaba si las parideras tendrían suficiente agua para esos días, cualquiera se fiaba del berzotas del hijo de la Araceli, en el fondo le salio bueno ese chico de los cinco que tuvo, antes de que el Gregorio la espichara volviendo de Pequeñaciudad… con la bolsa llena de gorras verdes que le regalo el baboso director de la caja rural, cuando le fue a llevar los papeles de la PAC, una de las cuales, las gorras, como trofeo resguardaba la botella de soberano que tanto le gustaba, y que allí puso Paco “El Sonriente” que la primera vez que entre, fue quien me hizo los honores, diciéndole quien era yo, a la Sofía que gobernaba la barra desde lo alto de su inmenso escote, siempre con cara de “se mira, pero no se toca” y lo verdaderamente digno de admirar, era como aquel sujetador, podía evitar una caída, que sin duda arrastraría al mostrador de aceitoso barniz, donde se apoyaba el Jesús con la mirada tan perdida como el arriscado lugar donde tenia su casa, la única que quedaba en pie de las cuatro que tuvo el pueblo, cinco, si contamos la ermita románica de la cual solo quedaba ábside y que el Jesús vendió las piedras para adornar los dinteles de los chales que hacia Mariano en los prados cerca de la estación de esquí. El Mariano se hizo rico con eso, pero nadie el envidiaba por ello, sino porque con los duros que le dieron por la borda de al lado del río, se fue a Mallorca con una famosa de las revistas, muy guapa, pero lo que mas les fascinaba a todos, y una vez, y otra, obligaban al Mariano a describir, era como tenia el coño, pelado, con un bigotito encima, como el de aquel alemán que gritaba tanto, mas de una de las chicas del local se lo arreglo así, pero dio igual, era mejor oírselo contar al Mariano, que verlo, con el considerable disgusto de las damas, que las pasaron canutas con los picores, cuando los cañones de los pelos guillotinados a golpe de Gillette empezaron a asomar. El único que no hacía mucho caso al tema, a ese, ni a ninguno, ni siquiera participaba en los preparativos del viaje anual a Cuba, que siempre hacían bajo la experta guía del Mariano, era el Jesús, se decía que andaba así de hosco desde que su ilusión, su único hijo, se lo llevo una cruel enfermedad, cuando le empezaba despuntar la barba, al pobre mozo, dejándole a el, y a su mujer, la Adela, en un silencio antiguo.

Paco “El Sonriente” siempre me presentaba igual, “Este es el chaval (¿chaval? Era mayor que alguno de ellos) que se caso con la señora hija de Don Miguel, y que ha venido de Madrid a poner borregas automáticas en una de sus fincas, la de la fuente” Lo de la fuente era lo mas grave, todo el mundo tenia agua, pero siempre les parecía poca, y la llegada de un forastero, por mucho yerno de Don Miguel que fuera, les producía mucha resquemor. Por eso iba yo allí, la compañía de las señoras putas, según se decía iguala a los hombres, aunque no se sirviera uno, en realidad casi nadie se servia de ellas, para eso estaba Cuba, allí se iba a romper el silencio de los paramos, a contar a una mujer siempre sonriente lo bajo que era el precio de los corderos ese año.

Yo por mi parte me dedicaba a tratar de adivinar que contenían las botellas prehistóricas que tras la barra sobre un fondo de espejo picado lucían como objetos del museo arqueológico, siendo la mas espectacular aquella de anís castellana con estalagmitas de anís reseco envolviéndole el cuello, junto a la foto de un boxeador con firma de catedrático de metafísica, ¿Qué vas a tomar? Me pregunto la Sofía la primera vez que fui, “Un vodka con limón” “lo siento cariño no tengo, si quieres te lo pongo con cazalla” “No, entonces un ron con limón” “!Uy si! de eso si tenemos, y bien bueno, lo traen estos de Cuba” Marlena, la polaca, al oír vodka se acerco, era bajita, y me prometió traerme vodka para próximo día que viniera, y se sentó a escuchar lo que yo quisiera decir, que solo fueron preguntas, a las que solo respondió cuando le conté que yo conocía Polonia, y su cara se cruzo de ilusión, la misma que tenia Yaici la peruana que siempre conversaba con Paco “El Sonriente” que le recordaba a su exmujer, también sudamericana, que conoció en un sitio de bailoteo de Zaragoza y que hacia unos años le abandono, buena chica decían, a pesar de todo, no se llevo ni una manta, ni le pidió nada. Decían que no se fue por el Paco, a quien adoraba, como a un hado madrino, ni por trabajo duro, sino que no soporto el silencio, días y días con el solo sonido del viento en las acebedas, y las interjecciones de Paco a las ovejas o los perros, el mismo Paco que hablaba por los codos en el Club Gatitas en la carretera, a medio camino entre Pueblomenosgrande, y Pueblopequeño.

1 comentario:

  1. Jomí0... no deja usted de sorprenderme, gratamente claro. Tuve miedo de que perdieras tu lado "exhibicionista" que tanto nos gusta y nos seduce a tus abnegados seguidores...
    Intentaré dejarme de vez cuando perder en tu blog y seguir descubriendote.

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