Siempre que lei un estudio o artículo, estuve presente, e incluso en alguna ocasión participe en la excavación de una tumba, o restos humanos, sentí por unos segundos un desasosiego, como si estuviera haciendo algo incorrecto, solo unos segundos, pero hay quedan.

Cuando se embolsan, se analizan, se cortan para su estudio, se colocan en la vitrina de un museo, o simplemente se meten en una caja para su almacenaje y conservación, deberíamos tener por un momento un pequeño pensamiento. Esos viejos huesos, esos restos no son un trozo de cerámica, un lasca de sílex, o una piedra mas o menos esculpida, eran una persona con sus anhelos , pensamientos, e incluso puede ser un pariente o antepasado nuestro, ¡quién sabe!. Merecen un respeto, aunque sea solo por un segundo.

No digo en absoluto que no se estudien, analicen y se haga lo que se deba hacer. La ciencia y el conocimiento debe avanzar y eso ya es un gran tributo, Pero no esta de mas un pensamiento intimo hacia la humanidad de esos restos. Y respeto

Y cuando se muestran en a vitrina de un museo, también se debería intentar que aquellos visitantes del museo sientan lo mismo por esos restos.

No digo que no se haga, sino expreso lo que pienso
Siempre me habían fascinado los retratos de el Fayun, me daban la posibilidad mirar a los ojos a personas que habían vivido hace casi dos mil años, de intentar adivinar que pensaban en vida, que sentían. Hace unos años vi la exposición que se hizo en el MAN, y sentí que ellos me miraban a mí, y me preguntaban: ¿Qué se han perdido? ¿Qué maravillas ocurrieron después de su muerte? ¿De que catástrofes y pestes se han librado?.

Cuando estudiamos los restos de una persona, independientemente de su antigüedad, nos cuenta en la medida de lo posible, quienes eran, que comían, que vida llevaron. Y al hacerlo los convertimos en inmortales, a ellos, y a nosotros. Por eso respetemos y cuidemos sus pobres despojos.