Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

lunes, 29 de noviembre de 2010

No tenia idea que extraño mecanismo mental le había llevado a aparcar frente a su casa, pero ya que estaba allí, subiría a saludarle.
Aunque estaba prácticamente seguro, que ella no querría que lo hiciera.
Subió.
Al llegar a la puerta, dudo otra vez, si pulsar el timbre, y buscando su aprobación acaricio la puerta. Al hacerlo esta se abrió.
¿La puerta abierta?, ¡que extraño! Ella nunca la hubiera dejado así, siempre daba dos vueltas a la llave, lo que siempre suscitaba un comentario estupido por parte de él.
Entro
La casa estaba en penumbra, no se distinguía nada, no reconocía nada, todo estaba distinto, no los muebles, que eran los mismos, sino la distribución de las estancias.
Distinguió el sofá, ese sofá de las tardes, de las seducciones.
Se sentó
Y entonces apareció ella, llevaba solo una camiseta larga que le llegaba a mitad de los muslos, que guapa le pareció, siempre le gusto.
Le extraño verle así, con lo friolera que era.

- ¿Que haces en mi casa? – pregunto ella por todo saludo
- Esta no es tu casa, no se oye la puerta del garaje –
- Pero yo si soy yo –
-¿Por qué tienes la puerta abierta? –
- Para que no entres –
- No se porque he venido, ¿me llamaste tu? –
- Te llame, pero hace mucho tiempo –
- No te oí –
- No quería que me oyeras –
- ¿Entonces por eso llevas camiseta? Hace frío
- No llevo nada, estoy desnuda –
- Esta no es tu casa, estaba la puerta abierta –

Entonces despertó, muy inquieto, dudando si aun soñaba, o si estaba despierto, fue al baño y se miro al espejo sin conocerse.
Mañana, por la mañana le llamaría.

Aunque estaba prácticamente seguro, que ella no querría que lo hiciera.

1 comentario:

  1. quizá ella sí quiere
    pero necesita que él descubra que ella quiere
    y así querer los dos
    a la vez
    querer...

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