Como canciones
tus palabras el recuerdo
me amanece

martes, 14 de septiembre de 2010

La Sala

Le costo acostumbrarse a la luz, a la poca luz de la televisión, y sobre todo al silencio.

A pesar de conocer perfectamente la sala, la repaso con la mirada, como si fuera la primera vez que estaba allí, o la ultima.

Vio el orejero, de cretonas raídas, la mesa camilla con un paño de encaje sobre ella, único recuerdo que le quedaba de su niñez, el cenicero recuerdo de Lanjaron y quien sabe que mas, que nunca le dejo usar. Sobre un piano sordo, un menorah demasiado pequeño rodeado de fotos, de sus perros muertos, de sus nietos vivos, de sus fantasmas en blanco y negro. A el nunca le gusto la foto del niño repelente de jersey, era la favorita de ella, y siempre se lo recordaba, tal vez por fastidiarle

En la pared estaba el cuadro, un gran retrato al óleo de una mujer pelirroja, muy bella, con tan solo un tul sobre su cuerpo. Enseguida desvió la vista, como hacia siempre, por miedo a que le pillara mirando, y le dijera lo mismo de siempre

- ¿A que era guapa de joven? -

Y el se sentía fatal, voyeur, incestuoso y sucio.

Se giro, y al hacerlo tropezó con el escabel que había frente orejero, rompiendo el silencio. Espero la retahíla de insultos que seguro ella le hubiera proferido, con voz dura, y mirada cariñosa.

En la pared contraria al piano, pegados, ya con celo, ya con chinchetas, un montón de recortes y fotos. Una foto del papa polaco, otra del muro de las lamentaciones, la estrella de David entre sus dos franjas celestes, la postal de los leones que le envió el, desde Kenia, un cartel de la opera Aída, los retratos de Adamo y Cary Grant, flanqueando a una Greta Garbo con las manos en la cabeza, y sobre ellos la Virgen de la Almudena casi de la mano de Golda Meir en actitud pensativa.

Un collage incomprensible… o no. Si ponemos nuestras vidas en recortes, tal vez serian igual de incomprensibles.

Ya no pudo mas, se volvió a girar, apago la televisión, cogio la foto del niño repelente que era el, y salio.

A mitad del pasillo, se detuvo, dio la vuelta, volvió a entrar en la sala, dejo la foto en su sitio, y encendió la televisión

Aun no estaba dispuesto a admitir que su abuela había muerto

1 comentario:

  1. Es que las pelirrojas...tenemos un no sé qué qué sé yo...

    Bromas a parte...me ha gustado leerte de nuevo, Rafa.

    Besos.

    Mil

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