Hoy he cogido el metro, no de forma accidental, ¡lo prometo! Sino a conciencia.
A la salida de metro. (Entiendase, por donde se abandona las instalaciones del suburbano, no aquella maravillosa mujer de mis tiempos adolescentes, en el instituto, que nos dejaba arrimarnos todo lo que queríamos, en las horas punta, y se hacia la distraída, para nuestro goce juvenil) me entregan de forma consecutiva y en perfecto orden tres panfletos.
Yo no tengo, en ese momento, la curiosidad despierta, me los guardo en bolsillo y continuo mi transito urbano
Llego a mi destino, infausto destino, diría yo.
¡El taller de reparación de automóviles!
Entro con mi mejor sonrisa, y le digo a la señorita de recepción:
- Buenos días, me han llamado que ya… ¡por fin!, esta listo el coche -
- Si, un momento, siéntese, pongase cómodo, que enseguida le atienden – contesta sin dignarse a mirar la maravillosa sonrisa que yo lucia
Me siento, pero no me pongo cómodo, imposible, algo me decía que lo de sentarme y ponerme cómodo no era amabilidad , sino previsión sanitaria…
Y llega el mecánico, ¡que lujazo de mecánico! camisa blanca inmaculada, corbata, y un montón de papeles en las manos que no hacían presagiar nada bueno. Donde quedaron aquellos tiempos del mono azul con manchas de grasa, llave inglesa en el bolsillo, para intimidar al cliente, y calendario de tetona en la pared.
Se sienta a mi lado, y pone cara de comunicar un fallecimiento inminente… el mío.
- Le hemos tenido que cambiar la cremallera de dirección, los silemblocks, un amortiguador, y el circuito de liquido de dirección - dice con cara de circunstancias
- Pero si solo hacia un ruidito como “cla-cla” al coger un bache – digo con los ojos inundados del lagrimas por tamaña desgracia.
- Pero era causado por todo eso – me responde con la misma cara de comunicar canceres del principio.
- Vale vale – digo resignado - ¿Y cuanto es el importe?
El elegante mecánico, mira al suelo, espera un tiempo eterno y responde:
- 1482,27 euros -
Y yo entro en estado de shock, menos mal que estaba “cómodamente” sentado. Por mi mente solo pasaban imágenes de niños hambrientos, pidiendo pan a su papa, desahucios a lo Dickens, y decisiones de dejar de fumar.
Sin esperar respuesta el mecánico me alarga los papeles y ya con sonrisa sádica me dice
- Entréguele los papeles a la señorita de recepción que le preparara la factura, cuando la tenga pase al taller que le daremos el coche.
Y sigo sentado, con los odiosos papeles en al mano, aun en shock. En ese momento oigo una voz femenina que me dice:
- ¡Hola! Buenos días, otra vez por aquí -
Sin salir aun del todo del shock, miro hacia arriba, y veo a una guapa chica, que dos meses antes había visitado, para ver si cambiaba de coche.
El magnifico escote que lucia me hace salir completamente del comatoso trance. Me levanto, por educación, y por tener mejor perspectiva.
- Pues si, al fin decidí quedarme con el coche - respondo.
- Pues han bajado de precio, y además, podría hacerle una mejor oferta por el suyo –
Entonces, con mirada de muy mala leche, le alargo los papeles, los mira, y responde a mi mirada, con otra de… compasión y regodeo.
- Bueno, si se decide a cambiar el coche, vuelva a visitarme -
Ya deshecho, pago, me dan el coche, y me vuelvo a casa
Al llegar a casa, vacio los bolsillos y reparo en los tres papeles que me habían dado en la boca de metro
Decían así:
“Despacho abogados ……… divorcios económicos, herencias, desahucios”
“Gran corrida de toros. Seis magníficos toros de la ganadería de…”
“Detectives privados, infidelidades, morosos….”
Otro, en distintas circunstancias familiares a las mías se hubiera “mosqueado” pero yo no, ni caso…
Enciendo el ordenador, miro el correo, y el primero…
“ Viagra a granel, precios económicos”
Ni me inmuto, gracias a dios… aun…
El siguiente, me afecto un poco mas, y es que llevo tiempo recibiendo correos similares ¿Quién les habrá dicho, de forma inexacta, que me hace falta?
“¿Quiere alargar su pene?”
Pero a el ultimo fue le que me hizo perder la cabeza, el que completo el proceso neurótico…
El dichoso anuncio… si ese… el que dice:
“Si no te compras un ordenador en nuestra cadena ¡eres tonto!”
Y entonces reparo… ¡es un complot! me observan… me vigilan… me quieren hundir…
Desaforado empiezo a buscar cámaras ocultas, y como no las encuentro me meto en un rincón…
………….
¿Hay algún psiquiatra, económico, entre los lectores?
No hay comentarios:
Publicar un comentario