Descubrió su enfermedad en el cine.
No inmediatamente, no, pero la descubrió.
Tal y como aquellos marineros que poco a poco se asimilaban a barco, al mar por donde navegaban. A el le pasaba la mismo
Lo mismo exactamente no, a él no le crecían estrellas de mar, ni salmonetes, ni sus dedos eran tentáculos de calamar. Él no empezaba a formar parte de un barco de vela
Sobre un hombro le crecía una televisión de dios sabe cuantas pulgadas seria, en un brazo asomaba las esquina del lavavajillas, las piernas llenas de zapatos de niño y libros de texto que todos los años cambiaban.
En su espalda aparecían dibujadas extrañas letras y números, formando palabras, como “Unión Fenosa” “Gas natural” cuyo significado le angustiaba.
Una mano parecía un surtidor de gasolina, y en la otra un neumático demasiado gastado que debía cambiar.
Y sobre su rostro, poco a poco crecía una fea y purulenta hipoteca.
¡Estaba maldito! Dentro de poco no seria mas que otro objeto mas del paisaje, de la nave.
Pero su maldición, su enfermedad, era peor que las de los desgraciados marineros a las órdenes de Davy Jones.
El nunca iría por los mares del sur, el no seria un “pirata del caribe” solo seria parte del polvo urbano, con suerte mortero entre los rojos ladrillos de un barrio nuevo.
.............
Tiemblan las velas
Y el corazón
Ron ron y ron
Hombres de almas negras
Como el carbón
Ron ron y ron
Y su barco
cruzando el mar esta
A su mando
el mas sangriento capitán
Tiemblan las velas
Y el corazón
Ron ron y ron
A los bucaneros
Todos les tienen temor
El diablo también
Les tiene aversión
Y cualquiera mata
Sin compasión
A su amigo intimo
Por un doblón
Por un doblón
Por un doblón
Esta noche va ocurrir algo fatal
Algo fatal
Algo fatal
El tesoro se puede oler
Algo malo va suceder.
Tiemblan las velas
Y el corazón
Ron ron y ron
Hay secretos
Que duermen
Sin compasión
Ron ron y ron
Si se levanta el ancla
Y en barco estas
Ya no hay remedio
Ya no hay vuelta atrás
lunes, 25 de enero de 2010
miércoles, 20 de enero de 2010
Orgullo paterno
Hace unos años, una de la primeras veces que fui a buscar mi hijo al cole, tendría el… pues 4 o 5 años, no mas. Me puse a charlar en animada y trivial conversación con otra mama. De muy buen ver y falda altera
Mi hijo, revoloteaba a nuestro alrededor, y en momento dado, paro, y se asomo por debajo de la falda de mi interlocutora.
Naturalmente le regañe severamente, y recibí el correspondiente, “no pasa nada, cosas de niños” por parte de la “estupenda” mama.
Minutos después, mientras ajustaba el cinturón del coche a mi hijo, le sonreí, como solo se sonríe desde el cariño y el amor, le abrace, y le di un beso. No me pude contener.
Me miro como a un marciano, pero ¡Que orgulloso estaba!.
Lo que si pude contener, fueron las ganas de preguntarle de que color las llevaba.
¿O no llevaba?
Mi hijo, revoloteaba a nuestro alrededor, y en momento dado, paro, y se asomo por debajo de la falda de mi interlocutora.
Naturalmente le regañe severamente, y recibí el correspondiente, “no pasa nada, cosas de niños” por parte de la “estupenda” mama.
Minutos después, mientras ajustaba el cinturón del coche a mi hijo, le sonreí, como solo se sonríe desde el cariño y el amor, le abrace, y le di un beso. No me pude contener.
Me miro como a un marciano, pero ¡Que orgulloso estaba!.
Lo que si pude contener, fueron las ganas de preguntarle de que color las llevaba.
¿O no llevaba?
Otra vez llueve
La lluvia me gusta, casi siempre, mas que el sol, casi siempre. ¡Pero que fea es la acera por la que camino!, no brilla, es áspera, gris, moteada de chicles, tal vez masticados en días grises, por niños grises.
Lluvia sin aceras que brillen, que reflejen la luz de las farolas, es menos lluvia, solo agua que cae.
Entro en la tienda, el suelo brilla de forma impertinente, los halógenos hacen que quede deslumbrado. Todo es blanco, o de colorines.
La mirada de los dos dependientes me hace reparar en el aspecto desaliñado que luzco, casi un vagabundo, últimamente haga lo que haga siempre tengo ese aspecto, un vagabundo muy cuarentón.
- Hola, se me ha estropeado la placa vitroceramica y necesito comprar otra -
- ¿De tres fuegos? – dice la chica
Es una chica guapa, no, no lo es. Es atractiva, una mujer muy atractiva, me gusta.
- Si, de tres -
- ¿La encimera es de piedra o madera? – me pregunta otra vez
- De piedra –
- ¿Y de que marca la antigua?
- Lynk
- Entonces las Teka no te valdrían, deberías medir el hueco antes –
- Si, es cierto lo voy a medir, y vuelvo, muchas gracias –
Volveré… y afeitado
Otra vez llueve
La lluvia me gusta, casi siempre, mas que el sol, casi siempre. ¡Pero que fea es la acera por la que camino!, no brilla, es áspera, gris, moteada de chicles, tal vez masticados en días grises, por niños grises.
Lluvia sin aceras que brillen, que reflejen la luz de las farolas, es menos lluvia, solo agua que cae.
Entro en la tienda, el suelo brilla de forma impertinente, los halógenos hacen que quede deslumbrado. Todo es blanco, o de colorines.
La mirada de los dos dependientes me hace reparar en el aspecto desaliñado que luzco, casi un vagabundo, últimamente haga lo que haga siempre tengo ese aspecto, un vagabundo muy cuarentón.
- Hola, se me ha estropeado la placa vitroceramica y necesito comprar otra -
- ¿De tres fuegos? – dice la chica
Es una chica guapa, no, no lo es. Es atractiva, una mujer muy atractiva, me gusta.
- Si, de tres -
- ¿La encimera es de piedra o madera? – me pregunta otra vez
- De piedra –
- ¿Y de que marca la antigua?
- Lynk
- Entonces las Teka no te valdrían, deberías medir el hueco antes –
- Si, es cierto lo voy a medir, y vuelvo, muchas gracias –
Volveré… y afeitado
Otra vez llueve
martes, 5 de enero de 2010
El ultimo Mamut
Hace aproximadamente tres mil y pico años murió el ultimo mamut en la isla Wrangel, al norte de Siberia
Por aquella época los aqueos se dedicaban a tocarles los webs a los troyanos por un quitame allá esa piba. Ramses III se hacia retratos del perfil, siempre el bueno. Y los de Ugarit se dedicaban a hacer semíticos chanchullos
Fue el ultimo, o la ultima mas bien, no murió victima de una lanza, ni por una terrible catástrofe natural, ni por la falta de pasto, simplemente se murió de vieja
Tampoco había aparecido la religión ultra ortodoxa del cambio climático, de hecho la temperatura del planeta era 3 grados mas alta que ahora, y los únicos gases invernadero eran los que soltaban los egipcios por comer tantas lentejas, y los de las vacas hititas.
Entonces que paso, porque lo que era una población floreciente, aunque pequeña dejo de reproducirse.
¿Los pesticidas? ¿lo cualo? Preguntaría mas bien el bello Paris, favorito de Afrodita, entre caliqueño y caliqueño, a la chorba griega.
¿El estrés producido por barbudos indígenas ansiosos de comer su carne?, tampoco, allí no iba “nadie” y hace un frío que pela.
¿La falta de comida? No, los datos paleobotánicos dicen que era la isla, una rica y monótona pradera .
Pues yo creo que no se reproducían por aburrimiento, eran pocos, y ya muy vistos todos
“Jolin, siempre la misma elefanta de culo gordo” decían ellos. “Otra vez el mastodonte calvo este, ¡pesao! Too er dia sobando con la trompa” decían ellas, Y como el paisaje no acompañaba, la monótona pradera sin un rinconcito donde substraerse a un poco de intimidad, pues nada, que dejaron de “hacerlo”
El aburrimiento, la monotonía, y cualquier otra “mono” lleva a extinción de las especies
Por aquella época los aqueos se dedicaban a tocarles los webs a los troyanos por un quitame allá esa piba. Ramses III se hacia retratos del perfil, siempre el bueno. Y los de Ugarit se dedicaban a hacer semíticos chanchullos
Fue el ultimo, o la ultima mas bien, no murió victima de una lanza, ni por una terrible catástrofe natural, ni por la falta de pasto, simplemente se murió de vieja
Tampoco había aparecido la religión ultra ortodoxa del cambio climático, de hecho la temperatura del planeta era 3 grados mas alta que ahora, y los únicos gases invernadero eran los que soltaban los egipcios por comer tantas lentejas, y los de las vacas hititas.
Entonces que paso, porque lo que era una población floreciente, aunque pequeña dejo de reproducirse.
¿Los pesticidas? ¿lo cualo? Preguntaría mas bien el bello Paris, favorito de Afrodita, entre caliqueño y caliqueño, a la chorba griega.
¿El estrés producido por barbudos indígenas ansiosos de comer su carne?, tampoco, allí no iba “nadie” y hace un frío que pela.
¿La falta de comida? No, los datos paleobotánicos dicen que era la isla, una rica y monótona pradera .
Pues yo creo que no se reproducían por aburrimiento, eran pocos, y ya muy vistos todos
“Jolin, siempre la misma elefanta de culo gordo” decían ellos. “Otra vez el mastodonte calvo este, ¡pesao! Too er dia sobando con la trompa” decían ellas, Y como el paisaje no acompañaba, la monótona pradera sin un rinconcito donde substraerse a un poco de intimidad, pues nada, que dejaron de “hacerlo”
El aburrimiento, la monotonía, y cualquier otra “mono” lleva a extinción de las especies
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