Allí estábamos apoyados en la barra del bar de la piscina. La piscina de un hotel del Mar Muerto.
Allí estábamos los cuatro, dos españoles, un palestino, y yo, que ni se sabe, aunque en Jordania, a todos los efectos, español, que no era cuestión de provocar.
En nuestras caras aun las sonrisas producidas por la visión de los escozores “íntimos” de nuestras compañeras de viaje, después del baño en mar, aunque después de 8 horas de travesía en el desierto los escozores fueron generalizados.
El aire era de plomo fundido, y las cervecitas de gloria divina
Era un año entre las dos guerras del golfo.
Sin saber como salio en la conversación la situación política de la zona, por primera vez en 10 días que andábamos dando botes por allí.
La conversación fue mas o menos así:
- Pues la cosa es complicada – dijo uno
- Si, mucho – dijo otro
- Cada cual tiene sus razones
- Si, lo malo es que nadie escucha
- ¿Habéis visto lo buena que esta Sonia en bikini?
- ¡Gloriosa!
- ¿Otra cervecita?
- Si, claro
- La mía sin alcohol, bueno con, total…
Y así termino la situación internacional de la zona
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